sábado, 1 de octubre de 2011

REFUERZO DE LENGUA 2º E ESO: EL CUENTO DE LA SEMANA: DOS LEYENDAS MITOLÓGICAS



Perseo 


Cuando Perseo mató a la Gorgona, se llevó la cabeza consigo y partió volando lejos, hasta la tierra donde vivía el rey Atlas.

Atlas era un hombre de tamaño descomunal. Su mayor orgullo era su jardín ya que sus árboles daban frutos de oro.

Perseo se presentó diciendo que venía de visita en calidad de huesped, pero Atlas, desconfiado, temiendo que quisiera robarle sus frutos dorados lo echó.

Atlas era un gigante y Perseo no se animaba a enfrentarlo. Entonces le ofreció como obsequi la caja que escondía la cabeza de la Gorgona.

Perseo abrió la caja mientras apartada sus ojos y levantó la cabeza de la Gorgona.

Al instante Atlas quedó convertido en piedra. Su cuerpo aumentó de tamaño hasta convertirse en una montaña.

Luego de convertir al gigante Atlas en piedra, Perseo voló hasta el país de los etíopes cuyo rey era Cefeo. La reina de los Etíopes, Casiopea en un alarde de orgullo por su belleza se comparó con las Ninfas del Mar. Estas en represalia enviaron a un monstruo marino para que devastara la costa.

El rey Cefeo, preocupado consultó al oráculo y este le ordenó sacrificar a su bella hija Andrómeda al monstruo para apaciguarlo.

El rey, entonces mandó encadenar a su hija a una roca junto al mar para ser devorada por la bestia del mar.

Perseo, cuando se acercó a la costa en su vuelo divisó a la hermosa doncella encadenada frente al mar y, sin dar crédito a sus ojos se acercó a ella para preguntarle la razón de su triste destino.

Andrómeda, llorando desconsoladamente le confesó que su destino era ser la víctima que calmaría la furia de los embates del monstruo del mar.

Mientras conversaban el monstruo marino se acercaba a la costa. El rey Cefeo y la reina Casiopea eran testigos desgraciados del final trágico de su hija ya que nada podían hacer por ella.

Perseo, al ver la hermosura de Andrómeda y la desesperación de sus padres se presentó y ofreció exterminar al monstruo, pidiendo al mismo tiempo como recompensa a su hija en matrimonio.

Los padres aceptaron encantados y le prometieron además una boda real.

Perseo sin titubear se lanzó en feroz lucha contra la bestia marina. Le clavó su espada, el monstruo se retorció y devolvió el ataque con furia descontrolada. Perseo, con sus alas esquivaba los coletazos y le clavaba la espada en cada sitio libre que encontraba.

Poco a poco fue guiando la furia del monstruo hasta la costa ya que sus alas estaban mojadas y cuando lo tuvo cerca le partió una roca entre los ojos y el monstruo echando agua y sangre por la nariz, murió tras un atronador aullido.

El rey de los etíopes y su esposa desencadenaron a la doncella de la roca. Felices y agradecidos con Perseo, le ofrecieron la mano de su hija.







DÉDALO


Dédalo era natural de Atenas.

Era un gran constructor. Fue reconocido como el primer escultor que trabajó el mármol haciendo hermosas estatuas. También era arquitecto. Muy habilidoso en el uso de las herramientas. Pero Dédalo era muy celoso.

Junto a Dédalo trabajaba su sobrino Talo, un joven muy ingenioso. Talo un día encontró en el campo una mandíbula de serpiente y se inspiró para inventar el serrucho, forjando en el hierro una serie de dientes semejantes a los de la serpiente. Cuando Dédalo vió el invento le agarro un ataque de celos y arrojó a Talo desde un precipicio.

Como no pudieron acusarlo por falta de pruebas, lo condenaron al destierro. O sea que tenía que marcharse de Atenas.



Dédalo entonces partió hacia la Isla de , donde fue muy bien recibido por el rey . Por entonces escaseaban en la isla los arquitectos y escultores y lo tomó a su servicio.

Allí Dédalo se dedicó a crear espléndidas obras de arte.

En esos momentos, la isla de Creta estaba asolada por un terrible monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro llamado Minotauro, que sembraba el terror en toda la isla.

El rey Minos le encargó a Dédalo una construcción subterránea para encerrarlo. Dédalo, que era muy ingenioso, entonces construyó un . Esta construcción tenía tantos pasadizos, rodeos que no llevaban a ninguna parte, vueltas y sinuosidades que una vez que alguien entraba se hacía imposible encontrar la salida.

El  quedó encerrado en el centro del laberinto, de esa manera volvió la tranquilidad a Creta.

El rey Minos le encomendaba cada día más trabajo y Dédalo estaba cansado y quería irse de Creta pero el rey Minos no se lo permitía.



Ante la negativa del rey Minos para que Dédalo abandonara Creta, Dédalo comenzó a maquinar la forma de escapar.

Como Creta era una isla era prácticamente imposible escapar por mar. El rey Minos tenía una flota importante y lo capturaría.

Dédalo había tenido un hijo con una esclava en Creta, su nombre era Icaro. Entonces decidió que escaparía con su hijo por aire.

Inspirándose en el vuelo de los pájaros, construyó entonces dos pares de alas. Unas para Icaro y otras para él. Acopió gran cantidad de plumas que fue fijando a la estructura con cera de abejas y luego las adaptó con un arnés a su espalda y sus brazos.

Cuando ya estaba todo preparado le dijo a su hijo:- Icaro, si quieres huir conmigo de esta isla, préstame atención y sigue mi consejo. Es necesario que vueles en la mitad de la atmósfera. Si vuelas muy bajo la humedad y el vapor del agua empaparán las plumas, éstas serán muy pesadas y caerás al mar. Y si vuelas muy alto, el calor del sol derretirá la cera, se desprenderán las plumas y también caerás al mar.

Una vez que terminó de dar todas las explicaciones, Dédalo se lanzó al espacio. Icaro lo siguió como un pichón que sale por primera vez del nido. Pero Icaro pronto se entregó al placer del vuelo con entusiasmo. La vista era maravillosa y comenzó a volar más y más alto acercándose peligrosamente al sol. Es así que las plumas comenzaron a desprenderse de la estructura hasta que  cayó fatalmente, ahogándose en el mar.




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