domingo, 9 de octubre de 2011

2º B BACHILLERATO: LITERATURA DEL SIGLO XVIII: TEXTOS ENSAYÍSTICOS DEL SIGLO XVIII: FEIJOO Y JOVELLANOS


PADRE FEIJOO
JOVELLANOS

TEXTOS ENSAYÍSTICOS DEL SIGLO XVIII


TEXTO ENSAYÍSTICO DEL PADRE BENITO FEIJOO: "Siempre la moda fue la moda". (Prueba de Selectividad de Lengua Castellana)

Siempre la moda fue la moda. Quiero decir que siempre el mundo fue inclinado a los nuevos usos.

Esto lo lleva de suyo la misma naturaleza. Todo lo viejo fastidia. El tiempo todo lo destruye. A lo que no quita la vida, quita la gracia… Piensan algunos que la variación de las modas depende de que sucesivamente se va refinando más el gusto, o la inventiva de los hombres cada día es más delicada. ¡Notable engaño! No agrada la moda nueva por mejor, sino por nueva. Aún dije demasiado. No agrada porque es nueva, sino porque se juzga que lo es, y por lo común se juzga mal. Los modos de vestir que hoy llamamos nuevos, por la mayor parte son antiquísimos. […]

Pero, aunque en todos tiempos reinó la moda, está sobre muy distinto pie en éste que en los pasados su imperio. Antes el gusto mandaba en la moda, ahora la moda manda en el gusto. Ya no se deja un modo de vestir porque fastidia, ni porque el nuevo parece o más conveniente o más airoso. Aunque aquel sea y parezca mejor, se deja porque así lo manda la moda. Antes se atendía a la mejoría, aunque fuese solo imaginada, o, por lo menos, un nuevo uso, por ser nuevo agradaba y, hecho agradable, se admitía; ahora, aun cuando no agrade, se admite solo por ser nuevo. Malo sería que fuese tan inconstante el gusto, pero peor es que, sin interesarse el gusto, haya tanta inconstancia. De suerte que la moda se ha hecho un dueño tirano y, sobre tirano, importuno, que cada día pone nuevas leyes para sacar cada día nuevos tributos; pues cada nuevo uso que introduce es un nuevo impuesto sobre las haciendas. No se trajo cuatro días el vestido cuando es preciso arrimarle como inútil y, sin estar usado, se ha de condenar como viejo. Nunca menudearon tanto las modas como ahora, ni con mucho. (Benito Jerónimo Feijoo, Teatro crítico universal) Convocatoria de septiembre 2009-2010, Comunidad de Madrid:

TEMA. La moda: esa tirana y efímera consejera.


RESUMEN. La moda ha condicionado desde tiempo inmemorial los gustos de la sociedad, pero en la actualidad se ha impuesto de tal manera que se ha convertido en una auténtica tirana, en una dueña y señora, que desde su trono efímero decide las tendencias en el vestir y provoca que rápidamente lo nuevo sustituya a lo antiguo, no por ser mejor, sino simplemente por ser nuevo.


ESTRUCTURA.
La estructura de este ensayo de Feijoo es claramente deductiva o analizante pues la tesis o idea principal se presenta al comienzo del texto: “Siempre la moda fue la moda. Quiero decir que siempre el mundo fue inclinado a los nuevos usos. Esto lo lleva de suyo la misma naturaleza. Todo lo viejo fastidia. El tiempo todo lo destruye”. Como puede comprobarse el autor del Teatro crítico universal expone que la moda tiene un carácter efímero y el ser humano se ha supeditado siempre a ella. Una vez expuesta su tesis, este notable ensayista del siglo XVIII inicia el cuerpo argumentativo en donde hace una reflexión sobre cómo la moda condiciona el gusto de la sociedad. En dicho cuerpo argumentativo comienza reconociendo la existencia de opiniones distintas sobre el tema en cuestión (la moda)- cuando hace referencia a que “algunos piensan que la variación de las modas depende de que sucesivamente se va refinando más el gusto..”-, para rechazarlas a continuación manifestando notablemente su disconformidad (“¡Notable engaño!”) Aquí empieza precisamente la REFUTACIÓN y el uso de los siguientes argumentos que la sostienen, fundamentalmente racionales: 1) Las nuevas tendencias triunfan no porque sean mejores que las anteriores, sino simplemente porque son novedosas; 2) los nuevos estilos en el vestir, se basan en realidad en patrones anteriores; 3) la moda siempre ha estado presente en la sociedad, pero en la actualidad la condiciona mucho más; 4) “antes el gusto mandaba en la moda, ahora la moda manda en el gusto” (crítica mordaz a partir de la antítesis); y 5) los cambios en las formas de vestir no están condicionados por la utilidad o por la operatividad, simplemente por la moda. Finaliza el texto con una CONCLUSIÓN, que en donde se manifiesta –a modo de consecuencia- que la moda se ha transformado, sobre todo ahora y por la razones aducidas anteriormente, en una tirana que marca las tendencias de la sociedad y convierte a los individuos en seres caprichosos que desechan las cosas que son útiles simplemente porque dejar de estar a la última (“De suerte que la moda se ha hecho un dueño tirano….Nunca menudearon tanto las modas como ahora, ni con mucho”).

Comentario de Rosa Mª Calderón en el Blog del IES Laguna de Tollón

TEXTO ENSAYÍSTICO DE GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS: "TOROS"


Así corrió la suerte de este espectáculo, más o menos asistido o celebrado según su aparato, y también según el gusto y genio de las provincias que le adoptaron, sin que los mayores aplausos bastasen a librarle de alguna censura eclesiástica, y menos de aquella con que la razón y la humanidad se reunieron para condenarle. Pero el clamor de sus censores, lejos de templar, irritó la afición de sus apasionados, y parecía empeñarlos más y más en sostenerle, cuando el celo ilustrado del piadoso Carlos III lo proscribió generalmente, con tanto consuelo de los buenos espíritus como sentimiento de los que juzgan las cosas por meras apariencias.

Es por cierto muy digno de admiración que este punto se haya presentado a la discusión como un problema difícil de resolver. La lucha de toros no ha sido jamás una diversión, ni cotidiana, ni muy frecuentada, ni de todos los pueblos de España, ni generalmente buscada y aplaudida. En muchas provincias no se conoció jamás; en otras se circunscribió a las capitales, y dondequiera que fueron celebrados lo fue solamente a largos periodos y concurriendo a verla el pueblo de las capitales y tal cual aldea circunvecina. Se puede, por tanto, calcular que de todo el pueblo de España, apenas la centésima parte habrá visto alguna vez este espectáculo. ¿Cómo, pues, se ha pretendido darle el título de diversión nacional?

Pero si tal quiere llamarse porque se conoce entre nosotros desde muy antiguo, porque siempre se ha concurrido a ella y celebrado con grande aplauso, porque ya no se conserva en otro país alguno de la culta Europa, ¿quién podrá negar esta gloria a los españoles que la apetezcan? Sin embargo, creer que el arrojo y destreza de una docena de hombres, criados desde su niñez en este oficio, familiarizados con sus riesgos y que al cabo perecen o salen estropeados de él, se puede presentar a la misma Europa como un argumento de valor y bizarría española, es un absurdo. Y sostener que en la proscripción de estas fiestas, que por otra parte puede producir grandes bienes políticos, hay el riesgo de que la nación sufra alguna pérdida real, ni en el orden moral ni en el civil, es ciertamente una ilusión, un delirio de la preocupación. Es, pues, claro que el Gobierno ha prohibido justamente este espectáculo y que cuando acabe de perfeccionar tan saludable designio, aboliendo las excepciones que aún se toleran, será muy acreedor a la estimación y a los elogios de los buenos y sensatos patricios.


Análisis y comentario de este texto en   

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