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Planteemos de
momento una pregunta mucho más modesta. No nos preguntemos si podemos conocer
la naturaleza del universo, la Vía Láctea, una estrella o un mundo sino si nos
es dado conocer, en última instancia y de forma pormenorizada, la naturaleza de
un grano de sal. Consideremos un microgramo de sal de mesa, una partícula
apenas lo suficientemente grande como para que alguien con una vista muy aguda
pueda detectarlo sin la ayuda de un microscopio. En este grano de sal hay
alrededor de 1E+16 millones de átomos de cloro y sodio, es decir, 10.000
billones de átomos. Si deseamos conocer la estructura de este grano de sal,
necesitamos determinar como mínimo las coordenadas tridimensionales de cada uno
de sus átomos. Pues bien, ¿la cifra indicada es mayor o menor que el número de
cosas que puede llegar a conocer el cerebro humano?
¿Cuál es el límite
de informaciones que puede albergar el cerebro? En nuestro cerebro quizá haya
un total de 1E+11 neuronas, los circuitos elementales y conexiones responsables
de las actividades química y eléctrica que hacen funcionar nuestras mentes. Una
neurona típica tiene como mucho un millar de pequeñas terminaciones, las
dendritas, que establecen su conexión con las contiguas. Si, como parece ser, a
cada una de tales conexiones le corresponde el almacenamiento de un bit de
información, el número total de cosas cognoscibles por el cerebro humano no
excede de 1E+14 es decir, la cifra de los 100 billones. En otros términos, algo
así como el 1% del número de átomos que contiene una pequeña partícula de sal.
Desde tal punto de
vista el universo se nos convierte en inabordable, asombrosamente inmune a todo
intento humano de alcanzar su completo conocimiento. Si a este nivel no nos es
dado comprender la exacta naturaleza de un grano de sal, mucho menos lo será
determinar la del universo. Pero observemos con mayor atención nuestro
microgramo de sal. La sal es un cristal que, a excepción de eventuales defectos
que puedan presentarse en su estructura reticular, mantiene posiciones bien predeterminadas
para cada uno de los átomos de sodio y de cloro que lo integran. Si pudiésemos
contraernos hasta posibilitar nuestra incursión en tal mundo cristalino,
podríamos ver, fila tras fila, una ordenada formación de átomos, una estructura
regularmente alternante de átomos de sodio y cloro, con lo que tendríamos
especificada por completo la capa de átomos sobre la que estuviésemos colocados
y todas las demás situadas por encima y por debajo de ella. Un cristal de sal
absolutamente puro tendría completamente especificada la posición de cada uno
de sus átomos con unos 10 bits de información.
Evidentemente, tal
estado de cosas no abrumaría en lo más mínimo la capacidad de almacenar
información propia del cerebro humano. Si el universo tiene un comportamiento regulado por leyes
naturales con un orden de regularidad similar al que determina la estructura de
un cristal de sal común, es obvia nuestra capacidad para abordar su
conocimiento. Incluso en el supuesto de que existan muchas de tales leyes, de
considerable complejidad cada una de ellas, los seres humanos gozan de la
necesaria capacidad para comprenderlas todas. Y en el supuesto de que los
conocimientos precisos sobrepasaran la capacidad de almacenamiento de
información de nuestros cerebros, quedaría la posibilidad de almacenar
información adicional fuera de nuestros propios cuerpos –por ejemplo, en libros
o en memorias magnéticas de computadora–, de modo que, en cierto sentido,
seguiría siendo posible el conocimiento del universo.
CARL SAGAN
1. Analiza el tipo de texto.
2. Analiza sus características lingüísticas..
3. Haz un resumen del texto.
4. Haz una selección de cinco tecnicismos del texto y busca su significado.
5. Escribe un texto argumentativo sobre el siguiente asunto: "Lo positivo y lo negativo del conocimiento humano".
ACTIVIDADES RESUELTAS:
1. Tipo de texto:
Por el tema que aborda, se trata de un texto científico. Como carecemos de más información sobre él,
podemos especular sobre si está tomado de un libro científico o si pertenece a
un artículo periodístico. de carácter divulgativo. En cualquier caso se trata
de un fragmento de un texto más extenso, porque el comienzo remite a contenidos
tratados con anterioridad. Por la forma de discurso utilizado, se trata de un
texto expositivo-argumentativo porque no solo nos aporta información relevante
sobre el tema, sino que defiende con argumentos la tesis de la posibilidad del
conocimiento humano del Universo.
2. Análisis de las
características lingüísticas del texto:
Al tratarse de un texto científico predomina en él una
aproximación objetiva al objeto de estudio, que en este caso es la capacidad
del cerebro humano para conocer el Universo. La función predominante en este
enfoque es la referencial o representativa. Pero el autor arriesga una
hipótesis optimista sobre esa capacidad con el fin de convencer al receptor y
lo involucra en su argumentación. La función apelativa está pues también
presente. El autor emplea con profusión imperativos de tipo inclusivo en 1ª
persona del plural (planteemos, preguntemos, consideremos, etc. ) y formas condicionales (podríamos, tendríamos)
para atraer la atención del receptor e incorporarle al desarrollo del texto. Las
dos preguntas que aparecen, al final del primer párrafo y al
comienzo del segundo, apuntan en la misma dirección.
El texto está desarrollado en cuatro párrafos de parecida
extensión. En el 1º se plantea la complejidad de un grano de sal. En el 2º se
compara dicha complejidad con la del cerebro humano. que se ve como insuficiente
para conocer aquella. El 3º afirma sin embargo la capacidad del cerebro para
conocer esa complejidad porque en el grano de sal hay una estructura que la
reduce enormemente. El 4º párrafo extiende esa capacidad del cerebro al conocimiento
de todo el Universo debido a la existencia de leyes naturales. Puede decirse
que ese desarrollo va de lo particular a lo general y que tiene un carácter
inductivo.
Desde el punto de vista sintáctico impera la hipotaxis,
porque el número de construcciones subordinadas es claramente superior al de
las coordinadas. Abundan las proposiciones subordinadas condicionales con
distintos nexos .y el uso del condicional simple, lo que guarda relación con el
carácter argumentativo del texto.
Desde el punto de vista léxico-semántico hay que decir que el vocabulario utilizado es
de carácter culto y se corresponde con
un registro formal, aunque no literario. Hay un uso muy equilibrado de las tres
categorías gramaticales fundamentales: sustantivo, adjetivo y verbo. La riqueza
adjetival es notable, ya que el autor emplea con profusión adjetivos, tanto de
tipo descriptivo como conceptual. Abundan los tecnicismos, fundamentalmente
relacionados con el mundo de la química: microgramo, microscopio, cloro, sodio,
átomos...), de la neurología (cerebro, neurona, dendritas...) o de la
informática (computadora, memorias magnéticas, bit...). Es significativo
también en el texto el uso de notaciones matemáticas (1E+11, por ejemplo) y de
porcentajes, lo que se corresponde con el carácter científico del texto. Todo colabora a marcar las características fundamentales de todo texto científico: objetividad, claridad, precisión y universalidad.
En el texto no aparecen recursos estilísticos dignos de
mención, lo que está en correspondencia con el hecho de que no se trata de un
texto ensayístico.
3. Resumen:
En este texto científico el autor nos plantea para explicar
la aparentemente inabordable complejidad del Universo, la inmensa complejidad
de un minúsculo grano de sal. A partir de ahí se pregunta si el cerebro humano
es capaz de descifrar esa complejidad. Su respuesta es positiva porque en el
grano de sal hay una estructura y unas leyes que permiten al cerebro humano llegar
a su conocimiento. El autor cree que si el Universo está gobernado por leyes
naturales, el cerebro humano será también capaz de comprenderlo, ayudándose de la
tecnología.